¡Dónde quedó la promesa!
Adornar con sutilezas,
qué no se muriera el Almendro,
ojos color canela.
Qué los susurros de los bosques
fueran siempre sinfonías,
sinfonías de cantos recordatorios,
del amor que no moría.
martes, 15 de noviembre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)