El último toque de labios,
el más grande y preciado,
olor a almendra y anís,
a suspiro anhelado.
El tacto será continuo,
le acariciaré con sutileza,
aroma de magnolio,
sin despedida inconclusa.
Ese respiro en tu boca,
será el último y el eterno,
porque me perderé en tu aliento,
porque será el más amado.
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