sábado, 14 de julio de 2012


¡Oh la vida!
Nací como tú con la inocencia en los ojos,
pero del calendario van cayendo sus hojas
y la vida  sigue su curso
cuando ya te ves de cinco años.
Crecí como tú y llegué a mi adolescencia,
solía brillar con el sol y cantar con las gaviotas,
en mi juventud tal cual tú,
solté cabellos al viento y volé con los sueños.
Y un día me vi ya enamorada,
con una familia que era mi espada,
dos hijas chiquitas que me han demostrado,
que siguen cayendo del calendario las hojas.
Y junto a risas, vallas y maremotos,
vi que el hombre amado se esfumaba,
que los brotes son árboles frondosos,
y los surcos en el rostro van quedando.
Hoy la serenidad vuelve a la vida,
con flores frescas que ya crecieron,
con la esperanza de que todo se va encausando
 en el rostro de la edad que hoy dispongo.

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