¡Quédate!
enredado en mis suspiros,
en el fuego que desprende
el alma encendida,
y en gotas
que tu presencia provoca.
¡Quédate!
en la lluvia que me cantan hoy,
quizá en el refugio creado
y en la perpetua llamada
que en mi cabeza resuena.
¡Quédate!
que tardaste mucho tiempo.
Janett
02 Septiembre 2010
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