miércoles, 24 de marzo de 2010

Volverás

Y cuando eso suceda,
yo levantaré anclas,
para navegar,
sintiendo el aire límpido,
acariciándome el sol
y ver el crepúsculo
con ojos cristalinos.

Podré navegar
con rumbo certero,
sin miedos,
sin rencores,
con el azulino brillo
en mi retina;
con el espumoso oleaje
de mis razones,
con el susurro diáfano
del mar en mis manos.

Y estaré lejos
en el océano,
con mi piel tocándome
sin hacer daño,
y en sus brazos frescos
me acunaré sin descanso,
siendo de su pleno,
siendo de su alma,
caracola adherida
para perpetuarme
en el cielo rocoso
de su cuerpo amado.

No hay comentarios: