martes, 7 de abril de 2009

¿Qué te puedo dejar?


Ayer poco antes que te fueras, entró a mi habitación la muerte, se sentó en a los pies de mi cama y me guiñó un ojo. Pero no te asustes, la muerte visita de vez en cuando a quienes de repente la llamamos, aunque tengo mis años, todavía no necesito de su presencia tan tangible a mi lado. Al final todos seremos saludados por ella en algún momento y es más llevados de su mano un día.
Por cierto, no es que la muerte me dijera “Jan” hoy por la noche vendré a buscarte, no, no me dijo nada de eso, es más fue como si no tuviera prisa en llevarme, pero me observaba con una cara extraña, como diciendo “ésta” está mejor ya para el otro lado.

En algún momento llegará, seguro me llevará y me encontraré tal vez con todos aquellos que un día partieron antes que yo, no sé si me estarán esperando o dirán
“uf, no… otra vez ella”, quizá mi abuela estará tostando harina, mi tía Jimena haciendo sus tejidos de hilo o mi primo Marco soldando largas rejas de amor en el cielo.

Pero hablando en serio, hoy quise pensar que puedo hacer mi testamento con tiempo, sé que no tengo nada de valor que dejarte, tal vez unos cuantos garabatos escritos cuando quise pensar que era poeta, unos cuadros mal pintados cuando pensé en ser pintora, una que otra alhaja que no tiene más oro que lo sentimental. No sé que dejarte, no sé que te pueda servir.

Un día intenté probar que la aurora se podía atrapar en una caja de cristal, o la frescura de la lluvia en una botella, pero ni la lluvia mantenía su frescura, ni la aurora su colorido. Tan sólo te puedo dejar quizá, letras sueltas en papeles viejos, al final nada nos llevamos, que todo lo material es de paso, hasta nuestros seres amados son prestados. Lo esencial dijo un día un autor, es invisible los ojos y yo encontré en ti lo que me hizo feliz , el sentimiento que se palpa con el alma, tal vez sólo eso puedo dejarte, el amor que te he tenido, el amor que te seguiré teniendo aunque la muerte me lleve hoy.

No hay comentarios: