jueves, 23 de julio de 2009
AL AMIGO DE TODOS
A él que me da fuerza en la adversidad,
no tengo la dicha de acariciarle
y no pretendo siquiera tenerle;
sus brazos despliega con humildad,
y me amparan con generosidad.
¡Cómo quisiera verle y adorarle!
¡Con el alma llena de gozo amarle!
y volar con él a la inmensidad.
Testigo el viento de mi adoración,
y bendito el cielo que le resguarda
con cánticos y mi humilde oración.
Desde lo más alto, El Señor me aguarda,
desde aquí le dedico mi canción...
a Jesús, que nunca su amor retarda.
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