viernes, 10 de julio de 2009

¡Qué sería de mí!

¡Qué sería de mí sin mi segunda casa!
Tendría que gritar fuerte en la bahía,
para que se llevara el mar mis penas y alegrías
o se tragara el pez todas mis desdichas.
Dejaría de soñar y perderme en el abismo,
no podría matizar colores en la niebla,
o embellecer el árido desierto con canciones.
¡Qué sería de mí!
Sin poder dejar lo que voy sintiendo,
sin lograr avanzar el camino incierto,
sin despejar senderos de espesura negra,
y sin poder decir que hay ojos que embrujan.

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