jueves, 23 de julio de 2009

Te sigo amando al oeste del sol




Sobrevolaba una mariposa nocturna por mi dormitorio, buscaba la luz tenue de mi lámpara, sobre el velador un libro viejo con las tapas reparadas con cinta de embalaje color café y un lápiz grafito para subrayar lo que me parezca interesante recordar.
El libro de las virtudes un gran libro antiguo, en él encuentro el tema que necesito,
en el momento que lo requiero.
Esta polilla de alas grises, se apoderó de mi dormitorio y no podía conciliar el sueño,entonces apagué la luz e intenté que ella saliera por la ventana, el frío en este tiempo es intenso, pero ella buscando la luz, logró volar hasta el foco del farol, cerré la ventana y un inmenso escalofrío me hizo meterme rápidamente entre las frazadas de mi cama.

Con los ojos cerrados, corrieron por mi mente rápidamente miles de imágenes, entre despierta y semidormida, siempre me sucede que todo pasa de una idea o imagen en lapsos de segundos, y todo se convierte en una realidad mezclada con sueño.

Recuerdo que uno de esos pensamientos, sueños, imágenes o lo que sea en ese transe entre dormirse profundamente o estar despierta a medias, me veía lejos de la ciudad,
a kilómetros de Santiago.

Camino por la playa de arena negra, rocas inmensas que me hacen pensar en lo pequeña que soy, una mariposa nocturna para los humanos, se trasluce entre las ventanas que existen en esos roqueríos la luz del sol que comienza a esconderse para descansar, me doy cuenta que comienzo a sacarme la gran ciudad de encima, y me siento tan agradecida de estar allí, pero es imposible sacarse la ciudad completamente, en la mente siempre queda algo de ella. Hace un tiempo recuerdo que leí un extracto de un libro de Haruki Murakami, decía algo así… unos campesinos a donde miraran siempre veían el mismo horizonte y en su monotonía trabajaban día tras día, pero se cansan, algo muere, no sienten una motivación, y comienzan su viaje al oeste del sol, caminan y caminan, sin agua, sin comida como idos, como enajenados, y mueren.
Así creo que me he sentido, por eso mi viaje a los roqueríos imaginarios, porque allí te sigo amando.

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