miércoles, 10 de junio de 2009

IGUAL


Me alejaba cada vez más de lo racionalmente tangible y palpable,
sentía ese rostro en mis manos y la palabra en mi oído como soplido,
las imágenes se repetían siempre, lugares inimaginables, cortes celestiales
y cuando abría mi ojos al día, seguía en mi retina la sensación de haberle
tenido tan cerca.

Pero a medida que pasaban las horas, se disipaban aquellas imágenes, sonidos
e impresiones, volvía entonces a la realidad que quería olvidar, esperaba ansiosa
la noche, porque sabía que volvería a recorrer parajes extraordinarios y
sorprendentes.

Pero un día al despertar, no recordé mi recorrido, ni los susurros e imágenes,
tampoco recordé que vivía día a día de esos sueños, mi realidad fue más
fuerte que mi fantasía y pude comprobar que era feliz de igual forma,
a mi manera y a mi medida.

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