sábado, 7 de noviembre de 2009

Sí... de amor también se muere

Sí... de amor también se muere


De amor se pierde, se enloquece, se vive y también se
muere, sí...de amor también se muere.

En una noche de luna se escucha el croar de ranas en
el estanque y de pajarillos trinar en copas de árboles,
difícil el cantar de avecillas en la noche, pero suele
suceder que algún rayo de luz de luna, se escabulle
entre el frondoso bosque y atraviesa como celaje
plateado, tierno acariciante a través de ramajes,
toca a la rana en el estanque, y despierta al avecilla
que duerme en su nido y es entonces que ellos
confundidos y encantados cantan, cantan, cantan,
creen que el alba llegó, y sus voces se escuchan
como celestiales cánticos venidos de lo más profundo
de sus corazones.

A veces ellos despiertan del sortilegio del rayo lunar y
vuelven a encontrarse con la noche y descansan, otros
siguen atados a la magia del rayo plateado y aventurero
que sabe saltar escollos para asomarse entre la natura
y el follaje, y esos... amigos míos, son los que nunca
se recuperan, son los que nunca vuelven a ver el alba,
y se sumen entonces en la penumbra.
Y esa ranita o avecilla, con la luz de la luna se encandilan
pierden la visión de la noche y el día, chocan con las
ramas y enredaderas, se sumergen en el pozo oscuro de
la incongruencia, hasta que sus mentes no distinguen
la realidad que les envuelve, es entonces que enloquecen
y sus cantos se extinguen hasta encontrar la muerte.



JANETT
OCT 30,
2009

Nota:
Inspiración tomada del libro "El niño que enloqueció de amor" E.Barrios. (chileno)
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