domingo, 21 de octubre de 2007

Táctica y estrategia ¿LIBERADA?

Cómo buena mujer liberada, (sonrío) pienso en una táctica y estrategia, (valga la redundancia para liberarme), no, no será el poema del gran Mario Benedetti, son ideas locas que vienen a mi mente, cuando de repente, se me va la inspiración poética y de poemas nada y de versos nada, entonces en mi hora de ocio, ocio entre comillas, porque sentarme en el computador y comenzar a tipear letras, es para mi un momento rico, verdaderamente mío, en dónde mi imaginación vuela y puedo entonces ser princesa o doncella, una gran dama de la alta sociedad de la edad media, o una simple muchacha llena de sueños.
Muchas veces me veo soltera, sin el “yugo” que significa ser una esposa fiel, ordenada, muy buena cocinera (eso digo yo, no sé que dirán mis comensales), madre siempre lista, a todos los requerimientos de las hijas, (dicho sea de paso, edad complicada entre adolescentes y creerse ya mujeres).
Pero retomando mi estrategia, quise entonces ser una mujer “liberada”, dejé de lado los platos y la escoba, tomé ayer mi cartera y me fui de compras, no al supermercado por cierto, sino que hacer trizas la tarjeta de crédito. Entro a un “mall” gran centro comercial en pleno Providencia, todo lo que veía hermoso de vestir, nada me quedaba, comienza entonces mi depresión, me miro al espejo y me veo una morsa, que sirena ni que “na”, una verdadera morsa, entonces me digo, que fea ropa, no me gusta nada.

Sigo caminando por calle providencia, rubias, morenas, viejas feas, pero flacas, vuelvo a deprimirme, pero como no soy de depresiones y siempre me digo que las depresiones se vayan a la misma … , sí eso mismo. Entro entonces a una heladería y me compró la copa más grande de helado de chocolate con chirimoya alegre, luego me viene el cargo de conciencia doscientas calorías me he comido.

Para pasar la angustia de el fatal error que he cometido me voy a mirar antigüedades, me encanta entrar allí, ver monedas de año del “cuete”, o cuadros en óleo que me dan envidia, que quisiera yo haber pintado, lavamanos de mármol, en fin tantas cosas por ver. Estaba yo ensimismada mirando en ese gran caracol de antigüedades que supuestamente son muy viejos y originales de la época , libros, muebles de Luís XV, espejos, y una moneda de peso que tiene el águila en su repujado, yo alcance a usar esa moneda, entonces me pregunté si me convierte a mí también en una antigüedad.
Descubro entonces que de nada me sirven tácticas ni estrategias, para ser una mujer liberada, seguiré soñando, creo que por ahora no me queda más remedio que escribir y volver a casa, luego llega mi tropa y será la hora de cenar. (¡OH! no, pensar en comida otra vez jajá).

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